Catar y evaluar vinos no es tan sencillo como podría parecer. Tener la seguridad de ser lo más justo y coherente posible es algo que realmente me importa. Los enólogos y productores consagran sus vidas a la elaboración de sus vinos, y lo hacen con cuidado, pasión y dedicación. Nuestro trabajo es sentir los vinos, tratar de entenderlos y darles el respeto que se merecen.

Esto fue algo que Pablo y yo discutimos largamente mientras planeamos la primera edición de nuestra guía de vinos. Pensamos en las distintas formas de abordar la degustación y en cómo manejar de la mejor manera las expectativas tanto de los productores como de nosotros mismos como catadores.

La realidad es que resulta imposible ofrecer a cada vino los mismos criterios de degustación, ya que los vinos son catados en diferentes momentos del día, a diferentes temperaturas y con una gran cantidad de otras variables. Sin embargo, tener en cuenta estas influencias externas y tratar de minimizarlas y mitigarlas es un factor importante.

Conversamos la posibilidad de catar los vinos a ciegas, pero rápidamente decidimos que no era así como queríamos abordar la guía. Si bien la degustación en las concursos es (casi) siempre a ciegas – lo que es correcto, en mi opinión– vimos a nuestra guía de vinos como un animal diferente. Es exactamente eso, una guía, y una guía debe estar apoyada por el contexto, el conocimiento y la comprensión. Por ese motivo, ofrecimos a todos los productores participantes la posibilidad de presentar sus vinos y sus proyectos. A los productores se les asignaron espacios de 20 minutos, lo que también nos permitió hacerles preguntas sobre los vinos. Algunos productores presentaron solo uno o dos vinos, y otros más de 20, por ello, no siempre catamos todos los vinos juntos, pero a todo proyecto nuevo o vino específico se le dio la oportunidad de ser presentado y explicado. No todos los productores pudieron reunirse con nosotros, sin embargo, una cantidad considerable lo hizo.

Siempre que fue posible, pedimos a los productores que acudieran a nosotros y que nos presentaran los vinos en lugares específicos, en vez de visitar las bodegas individualmente. Estos tendían a ser lugares neutrales, como las salas de conferencias de los hoteles, donde nos sentimos menos proclives a posibles sesgos.

También creo que el trabajo en equipo –de dos catadores en este caso– es una ventaja. Sin bien, la elección del equipo y compañero de degustación es absolutamente vital. En los últimos 3 años he catado con Pablo extensivamente, y hemos desarrollado una profunda comprensión de nuestros paladares, hemos pasado una cantidad considerable de tiempo discutiendo la estructura del vino, así como los métodos para evaluar críticamente los vinos. Hay ciertas personas con las que al catar compartes una sinergia, con quienes coincides en opiniones y pensamientos, y afortunadamente, Pablo y yo tenemos esa conexión. El otro aspecto positivo es que juntos podemos discutir los vinos, debatir sus méritos y consultarnos si tenemos una duda, o si queremos una segunda opinión. Para mí, esto es positivo para los productores que están presentando sus vinos. Les garantizo que mucha reflexión, discusión y cuidado van en nuestra toma de decisiones.

Los méritos de cada vino en particular se juzgan de manera integral y, a menudo, requieren que las preferencias personales se dejen de lado. Lo comparo con críticos de música o críticos de arte que pueden dar un paso atrás y juzgar cada obra sin prejuicios. Quizás sea un registro que no tendrían en su colección, o una obra de arte que no colgarían en sus paredes; sin embargo, pueden apreciar que está bien logrado y que hay muchas personas a quienes les agradará. Se trata de comprender el mercado de un vino, su lugar dentro del mundo del vino y, lo que es más importante, el contexto de cada vino.

Hay otro punto que siento que debo mencionar: las puntuaciones. Extrañamente para alguien que escribe una guía de vinos, tengo sentimientos encontrados sobre puntuar los vinos. Sin embargo, después de una reflexión y un debate profundo, creo que es (actualmente) el mejor y más comprendido sistema tanto para consumidores como para productores. Sin embargo, a menudo, la nota de cata que describe cada vino puede ser tan importante como la puntuación en sí. Ella agrega un contexto valioso a la puntuación. Así que insto a los lectores a leer las notas, así como las puntuaciones, en ellas pueden encontrar información valiosa y orientación.

Un punto final, pero importante, que muchos de nosotros en el mundo del vino hemos estado discutiendo recientemente es el de la 'tasa de inflación'. Al parecer, las puntuaciones parecen estar en un aumento lento y constante durante los últimos 5 años más o menos. Puede ser leído como si ciertos críticos tuvieran un gran interés en otorgar puntajes más altos, ya que ellos mismos pueden ganar financieramente al hacerlo. ¿O tal vez la calidad de los vinos realmente ha mejorado mucho en los últimos años? De cualquier manera, no quiero entrar en ese debate en profundidad ahora. Yo diría que los puntajes que dimos son genuinos: sería extremadamente fácil otorgar puntajes más altos, sin embargo, sería falso, poco sincero y no estamos preparados para hacerlo. Puede ser duro, y hace que nuestro trabajo sea más difícil, pero mantener la integridad es primordial.

Basta con decir que todos los vinos presentados aquí están por sus propios méritos y merecen su lugar dentro de la guía. Todos son vinos que consideramos dignos de reconocimiento y también que ofrecen interés y calidad a los consumidores. Esperamos que los disfruten tanto como nosotros disfrutamos escribiendo sobre ellos.

Gracias a todos aquellos que nos ayudaron con la planificación, organización y logística en todos y cada uno de los países. ¡Sin ustedes, esto no hubiera sido posible!

Alistair Cooper MW