La llegada de los conquistadores españoles a Chile en el siglo XVI permitió la plantación de parras en diferentes partes del territorio para la elaboración de vino, encontrando un terreno fértil que les posibilitó expandirse con facilidad. Las primeras vides se destinaron al autoconsumo y al servicio religioso. Con la llegada de los jesuitas, se establecieron grandes haciendas productivas en las que el cultivo de la viña tuvo un papel fundamental. La variedad de uva más cultivada era la País, también conocida como Listán Prieto en las Islas Canarias, su lugar de origen.

A comienzos del siglo XVII, Chile ya contaba con una considerable cantidad de viñedos que aseguraban el consumo interno y, además, se realizaban envíos al Perú y a otras colonias españolas. Muchos cultivos se centralizaron en Santiago, pero también en los alrededores de las ciudades de Concepción y Cauquenes. La competencia generada hacia los vinos españoles impulsó a la Corona a establecer nuevas reglas e impuestos para la producción de vino.

Durante el periodo de la independencia, la actividad agrícola decayó debido a los conflictos bélicos. No fue sino hasta 1818, año en que se logró la emancipación definitiva, que la producción y exportación de vinos experimentaron un nuevo auge. En 1841, el naturalista francés Claudio Gay, contratado por el gobierno de Chile, estableció en Santiago la Quinta Normal de Agricultura e introdujo las primeras cepas francesas prefiloxéricas. Siguiendo su ejemplo, en la década siguiente, el empresario Silvestre Ochagavía viajó a Francia y trajo a destacados especialistas para implementar las variedades francesas en su hacienda de Talagante. Esta iniciativa sentó las bases de la industria moderna del vino en Chile y despertó el interés de otros empresarios nacionales que siguieron su camino.

Hacia 1863, un insecto proveniente de Norteamérica, conocido como filoxera, comenzó a atacar las vides en la mayoría de las regiones del mundo. Se convirtió en una de las plagas que más daño ha causado a una especie vegetal en la historia. Sin embargo, Chile fue el único país del mundo que no fue alcanzado por la filoxera. Esta condición permitió preservar un invaluable patrimonio vegetal de variedades, en algunos casos extintas en el resto del planeta. Un ejemplo es la Carménère pre-filoxérica, que fue detectada por el ampelógrafo francés Jean-Michel Boursiquot a comienzos de la década de 1990. Todo esto ha despertado el interés de los científicos, quienes buscan las razones detrás de esta privilegiada condición.

La modernización de la industria vitivinícola a mediados del siglo XX trajo consigo un incremento en el comercio de vinos. A partir de 1970, los vinos chilenos comenzaron a explorar tímidamente los mercados de exportación, iniciando los primeros envíos a Francia y Estados Unidos. Sin embargo, no sería sino después de la crisis que experimentó la industria en la década de 1980 que las viñas modificaron su visión y equipos de trabajo, innovando y desarrollando nuevos proyectos. La incorporación de tecnología e inversión extranjera, liderada por la bodega española Miguel Torres, impulsó un auge sin precedentes que transformó a Chile en un actor relevante en la exportación de vino embotellado a nivel internacional. Actualmente, se encuentra como el cuarto exportador mundial, situándose detrás de Francia, Italia y España.

En 1994, Chile fue dividido en 6 grandes regiones vitícolas de norte a sur: Atacama, Coquimbo, Aconcagua, Valle Central, Sur y Austral. Estas, a su vez, se dividieron en subregiones, zonas y áreas. En 2011, se incorporó una nueva clasificación que complementó la división tradicional. Esta clasificación sigue el eje vertical del país de oeste a este: Costa, Entre Cordilleras y Andes. Entrega información adicional respecto de las influencias climáticas ejercidas por el océano Pacífico, la Cordillera de la Costa, la depresión intermedia y la Cordillera de los Andes.

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ATACAMA
Valle de Copiapó y Valle del Huasco
Es la región vitícola más septentrional de Chile y se encuentra en pleno desierto de Atacama, por lo que posee escasos recursos hídricos. Abarca la región administrativa de Atacama. De sus 614 hectáreas de viñedos, el 91% está destinado a la producción de uvas pisqueras. Entre las variedades viníferas cultivadas destacan Pedro Jiménez, Sauvignon Blanc, Chardonnay y Moscatel de Alejandría en el caso de las uvas blancas, y Syrah, Merlot y Pinot Noir para las variedades tintas.

Del Valle del Huasco Alto proviene el tradicional vino asoleado llamado pajarete, un vino naturalmente dulce y aromático, producido con uvas Moscatel cultivadas a más de 1.100 metros sobre el nivel del mar.

COQUIMBO
Valle del Elqui, Valle del Limarí y Valle del Choapa
Abarca la región administrativa de Coquimbo.
El fértil Valle del Elqui secciona la precordillera, una cadena montañosa semiárida que tiene una apariencia muy cercana a un desierto. Sus cielos cristalinos atraen a los observatorios astronómicos más importantes del mundo y crean oportunidades únicas para la viticultura. Los viñedos se han expandido a lo largo de sus riberas y en las alturas de las montañas. La variedad Syrah lidera la producción entre los tintos, mientras que el Sauvignon Blanc destaca entre los blancos.

El Valle del Limarí posee condiciones climáticas y suelos similares a los del Valle del Elqui. Gracias a la influencia del océano Pacífico, la niebla Camanchaca aporta humedad al valle cada mañana y es llevada por la brisa costera en la tarde. Su viñedo está principalmente plantado con Syrah y Cabernet Sauvignon, pero también ha demostrado ser apto para producir Chardonnay y Sauvignon Blanc de calidad, y más recientemente, Pinot Noir.

El pequeño Valle del Choapa, ubicado más hacia el interior y enclavado en las montañas, también produce Syrah y Pinot Noir.

La región de Coquimbo también es mundialmente famosa por el cultivo de uvas destinadas a la producción de Pisco.

ACONCAGUA
Valle del Aconcagua, Valle de Casablanca, Valle de San Antonio
Abarca la región administrativa de Valparaíso e incluye los valles vitícolas de Aconcagua, Casablanca y San Antonio, así como el área del Valle del Marga-Marga.

El Valle del Aconcagua ofrece condiciones climáticas ideales para el cultivo de la vid, con días calurosos y noches frescas y húmedas. Los suelos son arenosos y guijarrosos, con sedimentos fluviales ricos en minerales y materia orgánica. La producción de vino comenzó alrededor de 1870 y se cultivan diversas variedades, como Cabernet Sauvignon, Merlot, Pinot Noir, Carménère y Syrah, entre las variedades tintas, y Chardonnay y Sauvignon Blanc, entre las blancas.

El Valle de Casablanca es conocido por la suave brisa del Pacífico, la niebla matutina y los suelos de arcilla granítica que crean las condiciones para la producción de excelentes vinos blancos y tintos de clima frío. Las elevaciones más altas, cálidas y libres de heladas favorecen a variedades tintas como Merlot y Syrah, mientras que las áreas más bajas y frías son propicias para blancos minerales como Sauvignon Blanc y Chardonnay.

En el Valle de San Antonio se encuentra la zona del Valle de Leyda. Su suelo delgado y rocoso, resultado de la proximidad al océano Pacífico, produce blancos conocidos por su mineralidad e intensa acidez, así como tintos repletos de fruta concentrada y acidez persistente. Las frescas y empinadas laderas de las montañas costeras albergan los viñedos de la zona y presentan un gran potencial para Sauvignon Blanc, Chardonnay y Pinot Noir.

VALLE CENTRAL
Valle del Maipo, Valle del Rapel, Valle de Curicó y Valle del Maule
El Valle Central se extiende desde la provincia de Chacabuco de la Región Metropolitana hasta las provincias de Cauquenes y Linares de la Región del Maule.

El Valle del Maipo es la región vitivinícola más conocida de Chile y construyó su reputación de excelentes vinos tintos a mediados del siglo XIX. Sus viñedos se benefician de un clima mediterráneo templado, con veranos calurosos y secos e inviernos fríos y húmedos. La región cuenta con viñedos orientales enclavados en las estribaciones de los Andes y viñedos occidentales que se extienden hasta los suelos arenosos de la Cordillera de la Costa. El Cabernet Sauvignon, complejo con taninos bien estructurados, comprende el 60% de la producción total de vino de la región. Otros varietales tintos que prosperan allí son Merlot, Syrah y Carménère.

En el Valle del Rapel se encuentran dos de las regiones vitícolas chilenas más prestigiosas y reconocidas a nivel internacional. Se trata del Valle del Cachapoal, con el río del mismo nombre, al sur de Rancagua, así como del Valle de Colchagua, el cual es irrigado por el río Tinguiririca.

Tradicionalmente conocidos por sus variedades tintas, particularmente Carménère, Cabernet Sauvignon y Merlot, que representan aproximadamente el 80% de la producción total de la región. Los variados microclimas varían desde frescos en los viñedos elevados de las estribaciones andinas hasta cálidos y templados en las áreas que rodean el Lago Rapel a lo largo de las colinas costeras. Las brisas suaves del océano y los suelos arcillosos se combinan para crear óptimas condiciones para producir algunos de los mejores Carménère del país. En Colchagua, las plantaciones cerca de la costa también han demostrado ser excelentes para los vinos blancos de clima frío.

El Valle de Curicó posee viñedos que datan del siglo XIX. Su clima es mediterráneo moderado, con días calurosos en el verano y noches frías y húmedas. Se cultivan principalmente Cabernet Sauvignon, Sauvignon Blanc, Merlot y Chardonnay.

El Valle del Maule está situado a unos 260 kilómetros de Santiago y es la región vitícola más grande de Chile y también una de las más diversas geográfica y climáticamente. Abarca los Andes al este, las planicies soleadas a lo largo del corredor central y las onduladas colinas costeras al oeste, lo que hace posible que variedades rojas y blancas puedan prosperar. A diferencia de muchas otras regiones productoras de Chile, el Valle del Maule no tiene influencias marítimas, pero mantiene una diferencia de temperatura diurna que favorece al Carménère, Cabernet Sauvignon y Merlot. Maule es también el hogar de algunos de los viñedos más antiguos del país, cultivados en secano y conducidos en cabeza, y que producen excelentes Carignan.

REGIÓN DEL SUR
Valle del Itata, Valle del Biobío, Valle del Malleco
Se extiende desde la Región de Ñuble hasta la Región de la Araucanía.
El Valle del Itata es la región vitivinícola más antigua de Chile y ha producido vino durante más de 450 años, desde la llegada de los conquistadores españoles.

Estas costumbres y métodos ancestrales de elaboración, que perduran hasta hoy, hacen de este valle un tesoro humano y vegetal para la industria del vino mundial. Su clima mediterráneo húmedo, la presencia de temperaturas más bajas que en otros valles y con estaciones bien diferenciadas, así como sus suelos arenosos, graníticos y ricos en minerales, favorecen las variedades tradicionales como País, Moscatel de Alejandría y Cinsault, que predominan en la región. Pero también en las últimas décadas se han dedicado hectáreas al cultivo de variedades como Cabernet Sauvignon y Chardonnay.

El Valle del Biobío se ubica a lo largo del río Biobío, a unos 500 kilómetros de Santiago. En este valle, como en el vecino Valle del Itata, se cultivan desde hace cientos de años las cepas País y Moscatel para la producción de vinos de mesa. La buena experiencia en Itata ha llevado a diferentes bodegas a trabajar en la producción de vinos de alta calidad, entre los que destacan Chardonnay, Pinot Noir, Riesling y Gewürztraminer.

El Valle del Malleco, ubicado en la Región de La Araucanía, es una de las subregiones vitícolas más frías de Chile. Las variedades más cultivadas son Pinot Noir, Chardonnay y Gewürztraminer.

REGIÓN AUSTRAL
Valle del Cautín, Valle de Osorno
Comprende desde la provincia de Cautín, en la Región de La Araucanía, hasta donde las condiciones edafoclimáticas permitan el desarrollo de la vid. No obstante, hoy comienza lentamente a extenderse producto del creciente cambio climático. Cuenta con 123 hectáreas de viñedos.

El Valle del Cautín comprende dos subregiones, Perquenco y Galvarino. Destacan las variedades Chardonnay, Sauvignon Blanc, Viognier y Pinot Noir. En el Valle de Osorno, la región vitícola más meridional de Chile, se cultiva Chardonnay, Moscatel de Alejandría, Riesling y Sauvignon Blanc, y entre las tintas, Cinsault y Pinot Noir. Las comunas de Futrono y La Unión poseen hasta ahora los cultivos más australes del país.

Otras regiones no tradicionales
Si bien no forman parte de las regiones vitivinícolas tradicionales, en Chile se produce vino en zonas aún más septentrionales y australes del territorio. En el valle de Codpa, en la Región de Arica y Parinacota, un oasis en medio del desierto, se elabora el vino dulce de cepa País llamado Pintatani. También en el norte, en la pampa del Tamarugal, en la Región de Tarapacá, se descubrió la primera cepa vinífera autóctona de Chile, que fue llamada cepa del Tamarugal.

Hacia el extremo sur, en la isla Mechuque, perteneciente al archipiélago de Chiloé en la Región de Los Lagos, se desarrolla un proyecto vitivinícola con plantaciones de Sauvignon Blanc, Chardonnay, Pinot Noir, Riesling, entre otras variedades de clima frío. Su primera vendimia se realizó en 2021. Asimismo, la comuna de Chile Chico en la Región de Aysén ya cuenta con una plantación de 1,94 hectáreas de variedades viníferas. Estas particularidades dan cuenta del alcance de nuevos territorios para la vitivinicultura chilena, producto de los efectos del cambio climático, que permiten aumentar la diversidad vitivinícola con expresión territorial desde el norte en la Región de Arica y Parinacota hasta el sur en la Región de Aysén.