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EDITORIAL

Vinos publicados Es maravilloso estar de regreso con la segunda edición de la Guía de Vinos Alistair Cooper MW. Han sido años desafiantes para muchos de nosotros, y muchos proyectos, incluida la guía de vinos, se han puesto en espera. Por lo tanto, con los viajes restablecidos por completo, ha sido una alegría absoluta elaborar esta segunda edición en colaboración con mis amigos y colegas de Catad’Or, Pablo Ugarte en degustación y Sofía Le Foulon en la edición. Ha sido genial degustar algunos antiguos favoritos y descubrir algunas novedades durante la extensa cata que realizamos para esta nueva edición.

Hace cuatro años, hablé sobre la velocidad del cambio en Chile y cómo la industria estaba progresando rápidamente y de manera positiva. Hoy me siento igual de emocionado y optimista de que este espíritu pionero haya continuado floreciendo e impulsando la escena del vino chileno. Existe un auténtico sentido de emoción y descubrimiento, de ampliar los límites tanto geográficamente como con la experimentación en el viñedo y en la bodega.

Una de las cosas que realmente me ha llamado la atención es la creciente importancia y expresión regional y del sentido de territorio. Ahora vemos una mayor importancia en las regiones, en lugares y viñedos específicos, lo cual es sumamente positivo. Han quedado atrás los días en que se decía 'el vino se hace en la bodega', y ahora el énfasis está justamente en que 'la bodega es una extensión del viñedo'.

En este sentido, hemos observado un creciente énfasis en la “drinkability”, la pureza y la precisión en la bodega. La tendencia hacia una extracción más moderada y respetuosa continúa, tanto es así que algunos enólogos ahora se refieren a ella como 'infusión' en lugar de extracción. La experimentación con diferentes contenedores (tanto nuevos como usados), como huevos de concreto, tinajas y fudres, está añadiendo diversidad y opciones para los enólogos. Además, seguimos viendo una menor dependencia de la barrica nueva en la bodega, lo cual para mí es positivo.

En cuanto a las variedades de uva específicas, es fantástico ver ciertos desarrollos. En el pasado, no estaba convencido de que la Carménère en Chile fuera adecuada para producir vinos monovarietales, lo veía más bien como un socio importante y significativo para el Cabernet. Sin embargo, con un entendimiento más profundo de la selección del lugar y del manejo del viñedo, del momento de la cosecha y una cuidada vinificación, me complace reconocer que estaba equivocado. Hay excelentes ejemplos de Carménère que se están elaborando y que están cumpliendo rápidamente con la promesa que muchos esperaban.

El Chardonnay y el Pinot Noir siguen impresionando. Limarí y Malleco son regiones que muestran una particular y estimulante condición para el Chardonnay en Chile, ambas con estilos completamente diferentes pero igualmente atractivos. De hecho, Limarí puede considerarse con toda razón como un ejemplo global de Chardonnay de clase mundial. El Pinot Noir es famoso por ser complicado y caprichoso, sin embargo, en este caso vemos expresarse la regionalidad, Leyda, Casablanca y Malleco tienen sus propios estilos únicos. Sigo encantado con la Syrah en Chile, que quizás más que cualquier otra uva parece expresar muy bien su lugar, ya sea Elqui, Apalta, San Antonio o Casablanca; esta es una uva que tienta y emociona.

La revitalización de las regiones del sur continúa a gran velocidad. Con el cambio climático acechándonos, hay ciertas ventajas en mirar hacia el sur. La escasez de agua (debido a la sequía y a las arcaicas leyes de aguas) es un problema real, y las regiones del sur ofrecen mayor disponibilidad de agua y la oportunidad de cultivar en secano, obviamente, esta es una visión algo simplista, pero debe considerarse. El renacimiento de estas áreas tradicionales de producción de vino ha sido uno de los desarrollos más emocionantes en los últimos años. Hemos visto un aumento en los pequeños productores a un ritmo increíble, así como también los grandes productores que miran hacia el sur, adoptando técnicas tradicionales y apreciando el increíble patrimonio vitivinícola.

Sin embargo, también hay profundas preocupaciones con respecto a la industria forestal y su papel en los incendios forestales en estas regiones del sur. Nuevamente, en 2023, Itata fue golpeada por terribles incendios que destruyeron viñedos y dejaron a muchos sin cosecha para esta vendimia. Hay un problema arraigado aquí, y la falta de regulación suficiente sigue siendo una preocupación alarmante para muchos. Lamentablemente, parece haber poco avance hacia la solución de estos problemas, y solo es cuestión de tiempo para que ocurra otro evento desastroso.

Hace tiempo que hablo de la necesidad de una mayor asociatividad en Chile, y si bien todavía hay mucho trabajo por hacer, las cosas están sin duda avanzando en la dirección correcta. Antes, algunas de las bodegas más grandes parecían estar colaborando con los pequeños productores, pero a menudo daba la impresión de ser un proyecto más orientado hacia el marketing. Sin embargo, ahora parece haber un auténtico sentido de comunidad y de trabajo conjunto. La importancia de esto no puede ser subestimada, especialmente dado la consolidación que ha logrado la industria chilena en los últimos años. La industria parece ser más sensible a la construcción de un futuro social y ambiental sostenible, lo cual debe ser aplaudido.

Otro desarrollo positivo ha sido la mayor participación de los consumidores de vino en Chile, específicamente los consumidores más jóvenes y especialmente en las ciudades. Hay muchas ferias de vino, cursos, eventos y bares de vinos en comparación con hace 10 o 20 años. Esto se relaciona también con la floreciente escena gastronómica. Existe un grupo de jóvenes profesionales apasionados por el vino que están creando una comunidad y una red vinícola próspera. Esto va de la mano con la generación más joven de productores de vino que tienen ganas de compartir su conocimiento, así como de viajar más lejos para experimentar y aprender de otros. Destacar la presencia de Catad’Or, el concurso internacional de vino más influyente de América Latina, que convoca vinos y expertos de todo el mundo en Chile, es sin duda un gran aporte al sector. El presente es muy prometedor en Chile y el futuro luce aún más más auspicioso.


Alistair Cooper MW

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