El premio a la mejor línea de vinos fue difícil de decidir. Había varios otros serios contendientes a considerar. Sin embargo, el proyecto Tara es uno que me ha impresionado desde hace mucho tiempo y que sigue fortaleciéndose. Algo que distingue a Tara es la tenacidad y el compromiso del equipo de Ventisquero por desarrollar este terruño en medio de circunstancias considerablemente adversas. Ciertamente no es un proyecto vanidoso, sino uno que ha requerido una inversión tanto financiera como práctica.
Ubicado en el Valle del Huasco en el Desierto de Atacama, el proyecto Tara ha celebrado recientemente su décimo aniversario de producción. Aunque en este lugar prácticamente no llueve, ha sido descrito como un desierto de clima fresco debido a la proximidad del frío océano Pacífico que modera las temperaturas. Sin precipitaciones, el riego es, por supuesto, vital y ha sido un desafío a lo largo del proyecto. Los suelos son extremadamente salinos, llegando incluso a ser hasta 10 veces la cantidad que las vides realmente pueden tolerar. Por lo tanto, el agua dulce pura del cercano río Huasco desempeña un papel fundamental en la limpieza de los suelos y en el desarrollo próspero de las vides. El equipo ha luchado por entender cómo lograr esto de la mejor manera, y es un testimonio de su arduo trabajo y adaptación que hayan tenido éxito en este objetivo.
Son vinos que realmente hablan de su lugar de origen; si bien han mostrado una progresión y cambios sutiles en la última década, siempre han permanecido fieles a su identidad. La crianza ha cambiado y evolucionado gradualmente, con el uso de fudres y huevos de concreto que añaden un sentido de pureza. La característica salinidad en todos los vinos se mantiene constante y realmente los distingue como vinos particularmente gastronómicos. Lo cual es probablemente la razón por la que estos vinos únicos están incluidos en algunos de los mejores restaurantes del mundo.
El Chardonnay, para mí, siempre ha sido el vino destacado del portafolio, pero con el tiempo el Pinot Noir realmente está empezando a brillar, y el 2021 es la mejor añada que he probado. La inclusión de Tara Sauvignon Blanc es extremadamente bienvenida y es uno de los mejores Sauvignon chilenos que he probado. El enólogo Alejandro Galaz está mostrando de manera soberbia todo su talento y experiencia en este proyecto maravillosamente imaginativo.